lunes, 16 de julio de 2018

DESMINTIENDO BULOS: LAS VACUNAS NO CAUSAN AUTISMO

Por desgracia, no podemos evitar el surgimiento de nuevos bulos, pero sí podemos ayudar a frenarlos. Por este motivo, hoy vengo a aportar mi granito de arena en la difusión de la verdad con respecto a uno de los bulos que más daño está haciendo a la humanidad.



Me atrevo a decir que no hay mayor avance de la medicina que esté siendo tan injustamente tratado como las vacunas. Los bulos entorno a ellas se siguen difundiendo y, a falta de sentido crítico en la población que permita indagar y diferenciar una evidencia científica de una mera habladuría sin una base que la respalde, algunos países como Australia ya se han visto obligados a tomar medidas como multar con 18 euros cada 15 días a los padres que no vacunen a sus hijos, puesto que esos niños no vacunados suponen un riesgo de Salud Pública.

Hay creencias erróneas como el terraplanismo que no hacen daño a nadie, pero otras como todos esos hipotéticos aspectos negativos de las vacunas que desafortunadamente están circulando por ahí y que increíblemente están convenciendo a muchas personas sí nos afectan a todos. De hecho, el crecimiento del movimiento antivacunas es el causante también de que las personas más vulnerables se infecten. Recordemos que el fin último de las vacunas no es la inmunidad individual, sino la inmunidad de grupo, ya que la única forma de proteger frente a una enfermedad a los individuos alérgicos que no puedan ser vacunados o que no respondan a la vacuna consiste en una buena inmunización en las personas de su entorno.

Siempre debemos vacunarnos, incluso en el caso de que una enfermedad evitable por vacunación se haya eliminado virtualmente en nuestro país, ya que siempre existe la posibilidad de que un viajero procedente de un país en el que dicha enfermedad es endémica nos la transmita y se produzca una rápida propagación en nuestro país.



Uno de los mayores causantes de esa creciente reticencia a la vacunación es el bulo que afirma que las vacunas ocasionan numerosos efectos perjudiciales, enfermedades e incluso la muerte. Lejos de ser una afirmación repleta de rigurosidad científica, nos encontramos más bien ante una hipérbole. Si somos rigurosos, vemos que las ventajas de la vacunación superan notablemente los posibles efectos secundarios negativos, los cuales son leves en su mayoría. Aquellos que pudieran ser más graves como las defunciones son muy infrecuentes y tampoco se ha demostrado que se deban a la propia vacuna, sino a un programa erróneo de vacunación en muchas ocasiones. También cabe destacar que otras muchas defunciones que a veces se atribuyen a las vacunas con el fin de desprestigiarlas, se hubieran producido también en caso de no haberse administrado.

En la comunidad científica, no cabe ni la menor duda de que las vacunas disminuyen las afecciones y defunciones, es un hecho totalmente contrastado. Si queremos remontarnos en el tiempo para comprobar qué ha sucedido cuando se ha dejado de administrar una vacuna, nos encontramos por ejemplo con el aumento significativo de la incidencia de tos ferina en Gran Bretaña cuando se dejó de administrar la vacuna correspondiente. Desgraciadamente, ya tampoco es necesario ir años atrás para apreciar la repercusión del movimiento antivacunas, ya que este ya ha adquirido una magnitud más grande de la que nos gustaría. Los datos estadísticos nos dicen que en la Unión Europea se han notificado más de 19.000 casos de sarampión entre 2016 y 2017 y que el 86% de ellos no habían sido vacunados. No obstante, no todo son malas noticias, ya que en España concretamente existe una gran inmunidad de grupo gracias al éxito de campañas de la vacunación triple vírica. De hecho, la tasa de cobertura para sarampión en España es alta en comparación con la mayoría de países europeos, ya que en España la cobertura es del 95-99%, mientras que en otros países como Reino Unido o Alemania la cobertura es del 85-94% y en Italia y Francia es aún menor.

No obstante, probablemente el bulo más grande que existe con respecto a las vacunas es esa correlación positiva absolutamente errónea con los trastornos del espectro autista. En cuanto a esto, me gustaría reiterar que no existe ninguna evidencia científica de que las vacunas causen autismo. Una vez dicho esto, os preguntaréis entonces dónde nació este bulo. Pues bien, el origen de este bulo data del año 1998, al publicarse un artículo en la prestigiosa revista científica The Lancet en el que se establecía una supuesta relación entre la vacuna triple vírica y la aparición de autismo. Por suerte, seis años después, dicho artículo quedó desmentido, The Lancet lo retiró y se retractó diciendo que todos los datos eran completamente falsos. Sin embargo, el daño ya estaba hecho: mucha gente había escuchado esa bomba lanzada en el año 1998 y nunca llegó a sus oídos la rectificación posterior, por lo que actualmente hay muchas personas desinformadas que defienden y difunden algo que carece completamente de evidencia científica en la actualidad.



Por si todo esto fuera poco, hay gente que defiende que las enfermedades ya habían comenzado a desaparecer antes de la introducción de las vacunas. Sin embargo, si bien es cierto que la mejora de las condiciones higiénico-sanitarias supuso una disminución de la incidencia de muchas enfermedades, la reducción en los últimos años de algunos agentes patógenos como Haemophilus influenzae tipo b no se puede atribuir a esa mejora (puesto que las condiciones higiénico-sanitarias son similares desde 1990), sino a la vacunación sistémica.

También se escucha a veces que “la mayoría de las personas que enferman han sido vacunadas”. Si nos paramos a pensar y analizamos la frase, lo que hay detrás de esta afirmación es una gran manipulación de los datos estadísticos. Pongamos como ejemplo que, de un grupo de 1000 personas que no han sufrido sarampión, 995 han sido vacunadas y 7 de ellas enferman, mientras que de las 5 personas restantes que no han sido vacunadas, las 5 enferman. Por lo tanto, es cierto que la mayoría de las personas que enferman han sido vacunadas (7/12), pero es un punto de vista inadecuado, ya que no estamos teniendo en cuenta que enfermaron el 100% de los no vacunados y menos del 1% de los vacunados. Es increíble cómo nos pueden engañar si no tenemos un poco de sentido crítico, ¿no? ¡Hay que tener siempre los ojos bien abiertos! ¡Las vacunas salvan vidas!

lunes, 11 de junio de 2018

LA IMPORTANCIA DE DORMIR BIEN

El trabajo, el estudio u otras obligaciones o preocupaciones merman las horas de sueño de muchas personas en el mundo actual. Los datos muestran, por ejemplo, que los estadounidenses duermen una hora menos que en 1940. En los últimos años, ha incrementado la tendencia de quitarle horas a nuestro descanso nocturno cuando nos falta tiempo para realizar alguna tarea, infravalorando la importancia de dormir bien y un mínimo de horas diarias. Con esto quiero recalcar que es tan importante la cantidad como la calidad del sueño.



Probablemente muchos de vosotros lo sepáis y parezca algo obvio, pero nunca está de más recordar que la falta de sueño está relacionada con enfermedades como el Alzheimer, las enfermedades cardiovasculares, el derrame cerebral y la diabetes. Por si esto fuera poco, también tiene repercusiones sobre el estado mental, llevándonos a tomar más riesgos y a ser más impulsivos. Asimismo, perdemos capacidad de empatía y habilidad para relacionarnos con los demás y se ven afectados el aprendizaje, la memoria, el estado de ánimo y el tiempo de reacción.

Con el fin de comprobar la importancia del sueño sobre nuestro estado de salud y nuestras capacidades, en 1965, un chico de 17 años permaneció despierto durante 11 días. Los efectos de la falta de sueño sobre su organismo no tardaron en manifestarse y, al segundo día, la visión y el tacto ya empezaron a verse afectados. Al tercer día, se observó agresividad y desorientación en el joven. Las alteraciones siguieron apareciendo progresivamente hasta experimentar alucinaciones y dificultades con la concentración y la memoria a corto plazo al final del experimento.



Los expertos aseguran que el mínimo de horas de sueño recomendadas son 8 y los estudios confirman que dormir menos de 6 horas cada noche incrementa más de cuatro veces el riesgo de un accidente cardiovascular.

Hasta ahora, hemos mencionado todas las consecuencias negativas que puede tener la falta de sueño, pero todavía no hemos hablado de la función que desempeña el sueño en nuestro organismo. Pues bien, los científicos han descubierto que su función primordial podría ser eliminar todos los desechos que se acumulan en el cerebro cuando estamos despiertos debido a la actividad y el consumo de energía por parte de nuestras células. Esta acción de drenaje la llevaría a cabo el sistema glinfático a través del líquido cefalorraquídeo, que circula por el espacio subaracnoideo, los ventrículos cerebrales y el canal medular. Uno de los desechos más importantes que se acumulan es la adenosina, cuyas elevadas cantidades están relacionadas con el cansancio y alertan de la necesidad de dormir. A propósito de esto, en un artículo anterior del blog, vimos que la cafeína actuaba sobre los receptores de adenosina, impidiendo que esta se uniese a ellos. De ahí que el café nos ayude a mantenernos despiertos. ¿Todo cuadra, verdad?

Además de lo dicho anteriormente, el sueño también juega un papel muy importante en la consolidación de la memoria y la creación de nuevas conexiones interneuronales, por lo que probablemente merezca la pena descansar bien en lugar de seguir estudiando la noche de antes de un examen.


Llegados a este punto, seguramente os estaréis planteando otorgarle más importancia al descanso nocturno a partir de ahora. Si queremos dormir más horas, existe una solución trivial: basta con acostarnos antes. Sin embargo, los más curiosos probablemente os estaréis preguntando qué hacer para mejorar la calidad del sueño, ya que al principio del artículo dijimos que esta era tan importante como la cantidad de horas. Para dormir mejor, los mejores consejos son realizar ejercicio físico durante el día, tomar al menos 30 minutos de sol diarios e intentar que la cena sea ligera. También es recomendable evitar el uso de móviles, tablets y ordenadores antes de irse a dormir, ya que la luz azul de las pantallas de estos dispositivos electrónicos disminuye los niveles de melatonina, que es la hormona que controla los ciclos de sueño.



No obstante, algunos estudios auguran que también se podría mejorar el sueño actuando sobre la fase de sueño profundo. Antes de ver cómo podría ser posible, para entenderlo todo mejor, quiero que sepáis que el sueño se divide fundamentalmente en tres fases:

-Sueño ligero: esta fase es muy breve y tiene lugar una sola vez en toda la noche, a diferencia de las otras dos que veremos a continuación, que sí se repiten en ciclos de 90 minutos. En esta fase, el cuerpo se relaja y se ralentiza el metabolismo.

-REM (Rapid Eye Movements): dura 30 minutos. Esta fase está relacionada con la consolidación de la memoria procedimental. Además, en este período de tiempo se manifiestan los sueños y movemos los ojos con rapidez, de ahí el nombre de esta fase. Y ya que me encuentro con ganas de responder preguntas, vamos a responder una más que posiblemente tengáis ahora mismo en mente: ¿por qué no soñamos todas las noches? Lo cierto es que esta fase REM se da varias veces a lo largo de cada noche y, por lo tanto, todos los días deberíamos soñar. Sin embargo, lo que sucede probablemente es que si nos despertamos en la fase NREM, no podemos recordar sueños porque no estábamos soñando en ese instante, de modo que únicamente nos acordaremos de los sueños cuando nos despiertan en la fase REM.



-Sueño profundo o fase NREM (No Rapid Eye Movements): dura 60 minutos. En esta fase, las ondas pasan a tener una amplitud mucho mayor a las que se observan en las fases anteriores y en vigilia y pasan a denominarse ondas delta. Un estudio demostró que si emitimos un sonido con la misma frecuencia que las ondas delta durante el sueño profundo, conseguimos incrementar el número de estas ondas delta en el cerebro del individuo y, consecuentemente, que tenga un sueño más profundo. Este experimento demuestra que es posible mejorar la calidad del sueño de esta manera y quizá en un futuro logremos fabricar un dispositivo que nos ayude a tener un sueño más regenerativo.

sábado, 20 de enero de 2018

4 CURIOSIDADES DEL SALMÓN QUE QUIZÁS NO CONOCÍAS

1- El salmón es el primer animal que ha sido modificado genéticamente para el consumo humano. La diferencia de este salmón atlántico transgénico con respecto al salmón atlántico no modificado genéticamente consiste en que tiene una mayor producción de hormona de crecimiento, aumentando su tamaño dos veces más rápido. Esto se debe a que el salmón transgénico se encuentra en crecimiento durante todo el año y no solo durante los meses cálidos, ya que al efecto de la hormona de crecimiento endógena durante el verano y la primavera hay que sumarle el que tiene lugar en otoño e invierno gracias a la hormona de crecimiento del transgén.




2- El color natural del salmón no es rosado. Bueno, en realidad miento porque sí que existe un tipo de salmón que tiene esa coloración de manera natural: el salmón pescado en su propio hábitat. Pero los salmones de piscifactoría, que son los que mayoritariamente llegan a los supermercados, eran en verdad de carne blanca en un principio. ¿Entonces por qué nos llegan con ese color? Porque son pigmentados con el fin de agradar al consumidor. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos por camuflar su verdadera naturaleza, siempre podremos diferenciar un salmón salvaje de uno de piscifactoría observando las vetas de grasa, que son mucho más visibles en el de piscifactoría.

Volviendo al tema del color, esa tonalidad rosada de los salmones que viven en libertad se debe a su alimentación basada en crustáceos, los cuales son ricos en astaxantina, que es el carotenoide responsable de ese tono tanto en los salmones como en los flamencos, que llevan una dieta parecida. Los salmones de piscifactoría, en cambio, son alimentados con pienso, por lo que es necesario un suplemento de astaxantina a dicha dieta si queremos dotarles de ese color rosado. 

No obstante, además de ese deseado cambio de color, se ha comprobado que dicho añadido conlleva también otras ventajas colaterales, aunque no parezcan ser las razones de su uso. Por un lado, al ser una sustancia antioxidante, retrasaría la rápida oxidación de los ácidos grasos insaturados que contiene el salmón y que son tan interesantes para nosotros nutricionalmente hablando. Por otro lado, podría suponer una mejora de la función hepática y de la defensa contra el estrés oxidativo en los salmones criados en cautividad.




3- Los salmones tienen un ciclo biológico asombroso. Hay pocos animales que tengan un ciclo de vida tan fascinante como el del salmón. Estos peces pertenecientes a la familia de los salmónidos nacen en el río, después de uno o dos años bajan al mar, viven allí unos tres años y finalmente regresan a su lugar de nacimiento para desovar, habiendo completado previamente una travesía a contracorriente y repleta de todo tipo de obstáculos. Toda una odisea, sin duda. Es todo un derroche de ímpetu y fuerza de voluntad, pero también de un magnífico sentido de la orientación, pensadlo. ¿Cómo son capaces de orientarse los salmones para regresar hasta el lugar donde nacieron? Aún no se sabe a ciencia cierta cómo lo hacen, pero se cree que estos peces nacen con un mapa genético que utilizan a modo de GPS natural que les permite lograr tal hazaña. 

Esto lo descubrieron unos científicos norteamericanos que, al llevar a cabo un experimento con salmones juveniles que carecían de experiencia migratoria, observaron que dichos ejemplares tendían a desplazarse hacia las zonas que tenían una intensidad de campo magnético y un ángulo de inclinación similares a la zona en la que se encontraban. De esta manera quedaba claro cómo eran capaces de orientarse los salmones y que esta capacidad de orientación en base al magnetismo era una conducta innata, no adquirida con la experiencia. 

Además, se ha comprobado que otras especies marinas son capaces de hacer uso del magnetismo para localizar alimento o zonas para la reproducción.



4- En cuanto a las propiedades nutritivas del salmón, cabe destacar su alto contenido en proteínas y en ácidos grasos esenciales omega-3, cuyos beneficios los puedes consultar en este otro artículo: "Beneficios de los ácidos grasos omega 3, omega 6 y omega 9".

Además, el salmón contiene un importante contenido de vitamina A (retinol), que interviene en la síntesis de pigmentos retinianos y en la proliferación y diferenciación de las células epiteliales; y de vitamina D (1,25-dihidroxicolecalciferol), que aumenta la absorción de calcio y fosfato en el intestino y ayuda a controlar los depósitos de calcio en hueso y dientes. 

No obstante, el salmón es un pescado azul y, por ende, contiene también muchas purinas que se transforman en ácido úrico. Por lo tanto, el salmón tiene muchos beneficios pero tampoco debemos abusar de él. Como siempre, todo en su justa medida.