Se cree que más de la mitad de la población mundial no
realiza la actividad física necesaria. Y es que en las nuevas generaciones cada
vez es más habitual el sedentarismo, que se ha convertido incluso en un importante
factor de riesgo para algunas enfermedades, de lo cual tienen la culpa en gran
parte las nuevas tecnologías. Hoy en día, muchos niños prefieren quedarse en
casa a jugando a videojuegos, con sus teléfonos móviles, con sus tablets o con sus
portátiles a salir a la calle y realizar otro tipo de actividades de
ocio al aire libre, tal y como se hacía antes. El gran Albert Einstein dijo un
día: “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo
solo tendrá una generación de idiotas”. Lo peor es que la profecía del físico
alemán está muy cerca de hacerse realidad, si no lo ha hecho ya, y en verdad cada vez pasamos más y más tiempo pegados a las pantallas en detrimento de nuestra actividad. Es la cruda realidad. Sin embargo,
las tecnologías no son la única razón; también el aumento de la
delincuencia, el incremento del tráfico y la contaminación en las calles y la disminución de las explanadas y de las áreas verdes pueden ser otros motivos razonables. En
definitiva, lo que está claro es que la vida y el día a día han cambiado mucho
en los últimos años y el sedentarismo está cada vez más presente. Si a esto le
añadimos la proliferación de la comida rápida en el mundo actual y en muchas
ocasiones una alimentación inadecuada y en excesivas cantidades, está claro que los
problemas de salud serán más que evidentes.
ANTES
AHORA
11 CONSECUENCIAS DEL SEDENTARISMO:
-Sobrepeso y obesidad: el ejercicio físico ayuda a quemar el
exceso de calorías y grasas que el cuerpo no necesita. Por el contrario, el
sedentarismo hace que se deje de secretar la hormona irisina, que se encarga de
convertir la grasa blanca “mala” en grasa parda “buena”, contribuyendo su ausencia a la obesidad.
-Aumento del apetito: podríamos pensar que si gastamos
energía con la actividad física, el cuerpo nos pedirá que comamos para poder reponer
esa energía, pero al contrario de lo que nos dice nuestra lógica, solemos tener
más ganas de comer cuando nos pasamos la mañana sentados en el sillón de casa o en la silla de clase o del trabajo que cuando salimos a movernos. Esto se debe a que la vida
activa aumenta los niveles en sangre de amilina o de leptina, lo cual reduce la
sensación de hambre. La amilina, por su parte, es una hormona sintetizada por
las células beta de los islotes de Langerhans del páncreas cuyo mecanismo de
actuación aún no está muy claro, mientras que la leptina es una hormona
secretada por los adipocitos que actúa en el núcleo paraventricular del
hipotálamo liberando un neuropéptido que reduce el apetito y aumenta también indirectamente el metabolismo basal.
-Ascenso de los niveles de colesterol LDL (“malo”), descenso de los del HDL (“bueno”)
y propensión a enfermedades cardiovasculares, como la diabetes y la
hipertensión arterial.
-Bajo estado anímico: durante el ejercicio físico
liberamos endorfina, de modo que si no mantenemos una vida activa, los niveles de
dicha hormona descienden y, por consiguiente, estamos más decaídos e incluso baja nuestra autoestima.
-Dolores articulares y contracturas de espalda y de cintura:
la vida sedentaria conlleva una pérdida de musculatura que puede suponer estas
dolencias. En cambio, una práctica diaria de ejercicio físico puede ser muy
beneficiosa para la espalda y nos puede librar de alguna lumbalgia.
-Aumento del riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer (de endometrio
en las mujeres, de intestino o de pulmón), tal y como demostró un estudio de la
revista británica Journal of the National Cancer Institute.
-Debilitamiento óseo, que aumenta las posibilidades de
sufrir osteoporosis.
-Disminuye la longevidad: permanecer 6 horas al día frente
al televisor acorta la vida hasta en 5 años, tal y como demostró el British
Journal of Sports Medicine.
-Reduce la liberación de testosterona y la fertilidad en el
hombre.
-Menor rendimiento académico y laboral: numerosos estudios
han reflejado también una mejora del rendimiento cognitivo con la realización de
ejercicio físico. El hecho de hacer deporte tan solo unos minutos al día es
capaz de aumentar nuestra concentración o capacidad de atención.
-Trastornos del sueño: estar sentado durante muchas horas al
día tiene un impacto negativo en la calidad del sueño, dificulta el
mantenerse despierto durante el día y hace más frecuentes los síntomas de la
apnea del sueño. A diferencia de estas personas sedentarias, las más enérgicas tienen
más facilidades para conciliar el sueño y disfrutan de una mejor calidad del
mismo.
Y ahora, una vez que conoces los perjuicios del sedentarismo y los
beneficios de una vida activa, ya eres tú el que decides qué camino escoger. En nuestras
manos está cuidar de nosotros mismos y llevar unos hábitos de vida saludables sin mucho esfuerzo y sin necesidad de pasarnos horas y horas en el gimnasio. Simplemente es
necesario un poco de fuerza de voluntad para hacer un poco de ejercicio a
menudo y fijarnos quizás una rutina, ya que la clave no está en pegarnos
palizas varios días seguidos esperando resultados repentinos imposibles y luego
volver al sedentarismo. El quid está en ser constantes (sin excedernos tampoco en la intensidad)
y crear ese hábito, de manera que cada vez nos cueste menos hacer un poco de
ejercicio si es que no somos muy aficionados a ello y que lo lleguemos a ver más
bien como un entretenimiento o una forma de divertirse, en lugar de como una
obligación.
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