martes, 26 de julio de 2016

UN NUEVO AVANCE EN LA INVESTIGACIÓN DEL ALZHEIMER: CÓMO SE FORMAN LAS PLACAS AMILOIDES

El lunes 18 de julio, en la revista Nature Physics, aparecía una esperanzadora noticia científica: investigadores del departamento de Química de la Universidad de Cambridge, dirigidos por Andela Saric, han descubierto que se puede controlar la rápida aparición de las placas amiloides del alzheimer en el cerebro, las cuales se depositan preferentemente en el hipocampo y en las áreas parietotemporales de la corteza cerebral.

Estas placas culpables de la enfermedad del alzheimer empiezan a desarrollarse en las áreas de la memoria y se van propagando gradualmente por otras áreas, impidiendo la comunicación entre neuronas. La característica especial de estas fibras proteicas amiloides implicadas en esta enfermedad neurodegenerativa es la capacidad de replicación sin necesidad de una maquinaria celular compleja. Sin embargo, aún faltaba por saber cómo podían hacerlo sin ayuda alguna y ha sido en la universidad de Cambridge, donde utilizando simulaciones por ordenador y experimentos en laboratorio, han conseguido dilucidar los elementos imprescindibles para que esto sea posible.


La respuesta a la pregunta de por qué el alzheimer aparece en edad avanzada puede estar precisamente en la manera en la que se forman estas fibrillas, aunque cabe destacar que los cambios que se producen en el cerebro empiezan a nivel microscópico mucho antes de que se manifiesten los primeros síntomas de pérdida de memoria. La clave está en que la síntesis de las fibrillas es muy lenta en el período inicial. Sin embargo, a continuación estas fibras empiezan a multiplicarse velozmente, a entrelazarse unas con otras y dan lugar a dichas placas que se extienden mucho más rápidamente que al principio, lo que la convierte en una enfermedad difícil de controlar. Dicho proceso tiene su base en un simple mecanismo físico consistente en la formación de proteínas sanas sobre la superficie de las fibrillas ya creadas, de modo que la velocidad de replicación de las fibrillas va aumentando conforme se van depositando más proteínas.

Por lo tanto, si controlamos la creación de proteínas sanas sobre las fibrillas, podríamos limitar la autorreplicación y la expansión de las placas amiloides en los pacientes con alzheimer.



Esta formación de fibrillas de amiloides asociada a la autorreplicación de proteínas capaces de autoensamblarse no es, sin embargo, una característica exclusiva de las proteínas beta amiloide del alzheimer, sino que también sucede algo similar en la alfa-sinucleína responsable de la enfermedad del Parkinson y en la diabetes de tipo II, en la que el péptido amiloide se encuentra en los islotes de Langerhans del páncreas productores de insulina.

La proteína beta-amiloide responsable del alzheimer es un péptido de 39 a 42 aminoácidos que se origina a partir de la proteína precursora del amiloide (APP), presente en las dendritas, cuerpos celulares y axones de neuronas, por acción de peptidasas llamadas secretasas. La APP es sintetizada en el RER, es glicosilada en el aparato de Golgi y liberada como una proteína transmembrana. Al parecer, la beta-amiloide carece de toxicidad cuando se encuentra aislada, pero al agruparse consigo misma y dar cúmulos de dicha proteína como las fibras mencionadas anteriormente, sí que se vuelve dañina.

Sin embargo, las lesiones neuropatológicas originadas por el alzheimer tampoco se dan únicamente por las placas de beta-amiloide, sino también por la aparición de ovillos interneuronales constituidos por neurofibrillas de filamentos enrollados de la proteína tau citoesquelética que se acumulan en el citoplasma de las neuronas degeneradas. Dichos filamentos de proteína tau se enredan y contribuyen al desarrollo de la enfermedad del alzheimer cuando se hiperfosforilan o se fosforilan de manera anormal por acción de quinasas como la PKN. En cambio, un aumento o activación de las fosfatasas que promuevan la desfosforilación podría, por tanto, revertir este estado y prevenir o detener el alzheimer.

La proteína tau de la que hablamos pertenece a las MAP o familia de proteínas asociadas a microtúbulos y su función es estabilizarlos y proporcionar una vía dentro de las neuronas para la eliminación de proteínas no deseadas y tóxicas, entre las que se encuentran las agrupaciones de beta-amiloide, y evitar así que se acumulen. Esta proteína tau, localizada en las neuronas del SNC y también, en una pequeña proporción, en los astrocitos y oligodendrocitos del mismo, proceden del splicing (proceso de corte y empalme del ARN) de un único gen llamado MAPT (Proteína Tau Asociada a los Microtúbulos) localizado en el cromosoma 17.

Además, muchos estudios han llevado a pensar que existe también una proteína asociada al alzheimer de aparición tardía llamada apolipoproteína E (APOE), la cual se convierte en un factor de riesgo cuando se encuentra con el alelo APOE-4 en homocigosis. La apolipoproteína E tiene como función unir, internalizar y catabolizar lipoproteínas ricas en triglicéridos y es codificada por un gen que se encuentra en el cromosoma 19, por lo que la presencia de este gen aumenta la probabilidad de que la persona padezca la enfermedad. Es por ello que el alzheimer posee un importante factor genético y el hecho de tener antecedentes familiares incrementa el riesgo de padecerlo.


El alzheimer, la forma más común de demencia, es una enfermedad cerebral neurodegenerativa que afecta a la memoria, al pensamiento y al comportamiento, suponiendo un declive progresivo de las funciones cognitivas con el paso del tiempo. Suele aparecer en edad tardía, a partir de los 60 o 65 años, afectando a uno de cada nueve individuos que forman parte de este grupo de población. La enfermedad toma su nombre del neurólogo alemán Alois Alzheimer, que identificó por primera vez en 1906 los síntomas de esta enfermedad en una mujer fallecida que la padecía.

En verdad, hasta hace 30 años sabíamos muy poco sobre esta enfermedad, pero desde entonces se han logrado numerosos avances y nos vamos acercando a ese día en el que podamos prevenirla. En esta investigación de la enfermedad del alzheimer, tiene y ha tenido un papel esencial la Alzheimer’s Association, que es la organización sin ánimo de lucro más importante que la financia, con una aportación ya de más de 340 millones de dólares. Un factor transcendente a tener en cuenta a la hora de hablar sobre la importancia que ha adquirido esta enfermedad en los últimos años es el aumento de la esperanza de vida, que ha hecho que el alzheimer deje de ser una enfermedad rara y de poco interés científico, puesto que antes poca gente llegaba a alcanzar la edad de riesgo, para convertirse en la enfermedad que encabeza la investigación biomédica. A la espera de conseguir un mejor conocimiento aún de la enfermedad neurodegenerativa que nos lleve a descubrir algún tratamiento eficaz, cabe destacar hasta el momento los avances logrados durante todo este tiempo en nuestro empeño por entender cómo el alzheimer afecta al cerebro y muchos estudios que nos han llevado a pensar que seguir una dieta saludable, mantenerse activo física, mental y socialmente y evitar malos hábitos como el tabaco y el alcohol pueden reducir el riesgo de desarrollar alzheimer. Como siempre, llevar una vida sana vuelve a ser muy importante.

lunes, 18 de julio de 2016

BENEFICIOS Y PERJUICIOS DE LA LUZ DEL SOL


Llega el verano y queremos ponernos morenos. El bronceado tan deseado por muchos se debe a que los rayos solares activan un mecanismo de protección de nuestro propio cuerpo frente a los rayos ultravioleta en el que sintetizamos más melanina, que es el pigmento que va a hacer que nuestra piel se oscurezca, que filtre parte de la radiación y que se disipe la energía en forma de calor que no daña la piel.

Los principales beneficios que conlleva una exposición moderada a la luz del sol radican en la síntesis de vitamina D, que conlleva otros efectos positivos. Lo que sucede es que dos esteroides llamados ergosterol (presente en levaduras y hongos) y 7-dehidrocolesterol se convierten por acción de la radiación ultravioleta en vitamina D2 o ergocalciferol y en vitamina D3 o colecalciferol respectivamente, que son dos formas de vitamina D, aunque hay muchas más. La vitamina D es responsable de estos beneficios consecuentes en el organismo:

-Fortalece los huesos y los dientes: los rayos de sol favorecen la síntesis de vitamina D, que fomenta la absorción intestinal de calcio y fósforo. En cambio, una deficiencia de vitamina D puede causar raquitismo en niños y osteomalacia en adultos.

-Efecto anticancerígeno: la vitamina D protege contra algunos tipos de cáncer como el de colon o el de mama, que de hecho son más frecuentes en los países con menos horas de sol, y también contra tumores de ovario, vejiga, útero, próstata y estómago.

-Evitan la depresión: los rayos ultravioleta estimulan la síntesis de serotonina y endorfinas, que son unos neurotransmisores que actúan como antidepresivos, relajantes, termorreguladores y analgésicos naturales y son fundamentales para el bienestar y la felicidad. De hecho, existe un 15% de la población que padece trastorno afectivo estacional (TAE) y es propensa a sufrir depresión durante el invierno al disminuir la exposición solar, desapareciendo estos síntomas con la llegada del buen tiempo, los días más largos y más horas de luz.

-Ayuda a dormir mejor: la luz solar también actúa sobre la melatonina, la hormona reguladora de los ciclos de sueño.

-Reduce la presión sanguínea: la presencia de vitamina D reduce los niveles de la hormona paratiroidea, que interviene en la regulación de la presión arterial, de modo que aumenta la vasodilatación y favorece la circulación sanguínea, disminuyendo así la presión arterial y resultando muy beneficioso para los que padecen hipertensión. En cambio, para las personas que tienen la tensión arterial en unos niveles adecuados, es posible que estar mucho tiempo bajo la luz del sol no tenga efectos tan positivos, ya que puede desencadenar una bajada de tensión no deseada o una lipotimia incluso.

-Reduce el colesterol: los rayos del sol también constituyen uno de los factores que contribuyen a disminuir los niveles de colesterol, ya que la luz solar ayuda a metabolizarlo.

-Es beneficiosa para la psoriasis o el acné: una exposición moderada a la luz del sol tiene efectos positivos en pieles que sufren estas enfermedades.

-Estimula la respuesta inmunitaria: el sol tiene beneficios también sobre nuestro sistema inmunitario, puesto que incrementa el número de glóbulos blancos o linfocitos en la sangre, que son los encargados de defender al organismo en primera instancia frente a una infección, de modo que la frecuencia de estas disminuye.

-Mejora la vida sexual: la vitamina D aumenta los niveles de testosterona.


Sin embargo, el cuerpo tan solo necesita estar expuesto directamente a los rayos solares 10 o 15 minutos tres veces a la semana para producir la cantidad de vitamina D requerida. En cambio, exposiciones más prolongadas pueden originar una serie de daños:

-Efectos visibles en la piel: los rayos UVB (290-320 nm de longitud de onda y constituyentes del 5% de la radiación ultravioleta que nos llega), además de ser responsables del bronceado, son culpables de los eritemas o quemaduras solares, mientras que los rayos UVA (320-400 nm de longitud de onda y constituyentes del 95% de la radiación ultravioleta que recibimos), por su parte, mucho más penetrantes, son causantes de la fotodermatosis, erupciones en la piel, fotoenvejecimiento de la piel acelerado (arrugas, pérdida de densidad y elasticidad de la piel y aparición de manchas pigmentarias), debido al deterioro del colágeno y la elastina.

-Cáncer: tanto los rayos UVA como los UVB pueden dañar el ADN y provocar alteraciones en nuestras células, que si se repiten, a largo plazo, pueden terminar dando lugar a la aparición de un cáncer de piel. Un tipo de cáncer de piel es el melanoma, que afecta a los melanocitos, las células de la piel que producen los pigmentos. El melanoma es menos común que los carcinomas de células escamosas o células basales, pero es mucho más agresivo. Por esta razón, debemos de prestar especial atención a los lunares de nuestro cuerpo para intentar detectar este cáncer en sus inicios. ¿Y cómo podemos diferenciar un lunar normal de un signo de melanoma? El melanoma se caracteriza por la regla del ABCDE: Asimetría, Bordes irregulares, Color heterogéneo, Diámetro mayor de 5 o 6 mm y Evolución o crecimiento del lunar.

-Inmunosupresión: habíamos dicho que el sol, en su justa medida, estimula el sistema inmunitario; sin embargo, una radiación solar excesiva puede alterar los glóbulos blancos y debilitar las defensas.

-Daño ocular: la exposición a los rayos de sol durante mucho tiempo puede dañar los ojos e incrementar la probabilidad de aparición de cataratas hasta cuatro veces. El sol, a diferencia de lo que ocurre con la piel, es más peligroso para los ojos en el amanecer o al atardecer, cuando está más bajo y los rayos inciden en los ojos directamente.


 En definitiva, para evitar estos daños, debemos seguir las siguientes precauciones:

-Evitar exposiciones al sol durante las horas centrales del día en las que la insolación es máxima, ya que los rayos llegan perpendiculares a nuestra piel.

-Usar una crema solar protectora con un índice de protección UVB y UVA adecuado para nuestro tipo de piel, volviéndola a aplicar después del baño o cada dos horas. En estos protectores solares hay dos tipos de filtros o principios activos: los físicos, como el dióxido de titanio, que reflejan la radiación solar o transforman la radiación ultravioleta en visible o menos energética, y los químicos, como el ácido para-aminobenzoico y derivados, capaces de absorber la radiación cuya energía va a transferirse a los electrones de los dobles enlaces conjugados para pasar a un estado excitado de mayor energía. Sin embargo, ni siquiera las cremas solares de factor 50 nos aseguran estar exentos del riesgo de sufrir melanoma en un futuro si no tomamos el sol con moderación.

-Llevar unas gafas de sol homologadas por la UE y capaces de filtrar el 100% de la radiación ultravioleta para proteger los ojos. El color de las gafas ya depende de los problemas de visión de cada persona y del uso que les vayamos a dar: las amarillas y naranjas se recomiendan para la conducción nocturna y los deportes rápidos; las grises para la conducción diurna; las verdes para deportes náuticos y el esquí y para los hipermétropes; el marrón para los miopes... Además, para protegernos ante los reflejos de la luz sobre superficies como el hielo, es aconsejable que incorporen filtros espejados o polarizados, mientras que si lo que buscamos es que se adapten a cambios frecuentes de intensidad de luz, elegiremos los filtros fotocromáticos.


Por lo tanto, como hemos visto, tomar el sol es necesario y tiene efectos positivos en nuestro organismo, pero excedernos este verano con el tiempo de exposición nos puede salir muy caro. Sin embargo, no importa que estemos en primavera en lugar de en verano, en un día menos caluroso, bajo un cielo nublado o dentro del agua. Aunque los rayos solares nos lleguen más atenuados, también nos podemos quemar. Así que, en cualquier caso, protégete del sol.

lunes, 11 de julio de 2016

APNEA. CONSECUENCIAS DE AGUANTAR LA RESPIRACIÓN EN EL AGUA.

Con el verano y el buen tiempo, vamos a la playa o a la piscina y no es raro que durante el baño se nos pase por la cabeza ese juego que consiste en la suspensión voluntaria de la respiración en el agua: la apnea o buceo libre. Esta práctica tiene sus bases en la relajación mental, la alimentación, la hidratación y el entrenamiento en condiciones de hipoxia y de presiones hidrostáticas altas y se ha convertido también en una disciplina deportiva, de la que han surgido diferentes modalidades: estática, dinámica, con aletas, sin aletas… Durante la práctica de la apnea, ocurre el reflejo de inmersión o efecto de compensación, que consiste en optimizar la respiración con el fin de permanecer más tiempo sumergidos, al igual que hacen los escaladores cuando se encuentran a muchos metros de altitud. Para aquellos que les gusta desafiar los límites humanos, esta prueba de aguantar el máximo tiempo o máxima distancia posible en el agua puede resultar un reto atractivo.


Una de las especialistas en esta práctica deportiva era la rusa Natalia Molchanova, considerada la “reina de la apnea” por tener el récord en profundidad tanto en la categoría femenina sin aletas (71 metros) como en la femenina con aletas (101 metros) y que desapareció desafortunadamente el pasado 2 de agosto en aguas de la isla Formentera. Esto es una prueba más de que la apnea no es cualquier tontería fútil y debemos saber que la inmersión no pasa desapercibida para nuestro organismo. De hecho, a más de 120 metros de profundidad, marca que superó Alexey Molchanov al registrar un nuevo récord en la modalidad masculina con aletas (128 metros), tienen lugar apreciables cambios en nuestro cuerpo:

-El diafragma se contrae involuntariamente, intentando respirar y ayudando a bombear sangre al cerebro.

-Se reduce la frecuencia cardíaca hasta los 12-15 latidos por minuto para ralentizar las funciones corporales y consumir menos oxígeno.

-Las arterias de las piernas se ocluyen.

-El bazo se comprime y libera unos 600 ml de sangre oxigenada.

-Los pulmones se comprimen hasta 5 veces.

-La presión arterial se eleva.

-La saturación de la sangre desciende a la mitad.

Además, se ha comprobado que los buzos con destreza para aguantar muchos minutos sin respirar presentan, después de las inmersiones, altos niveles transitorios de la proteína S100B, que es una proteína dimérica moduladora del calcio que se encuentra principalmente en la astroglía y en las células de Schwann. Esta proteína es secretada por los astrocitos como una citoquina, actúa fuera de la célula con un efecto neurotrófico y gliotrófico e interviene también en la regeneración, proliferación y maduración de las células gliales y en la formación de sinapsis. El problema es que en altas concentraciones de la proteína S100B podrían provocar la muerte neuronal y dañar el cerebro a largo plazo. Una suspensión breve no tiene mucha importancia, pero exposiciones prolongadas y repetitivas a situaciones de hipoxia severa (bajo suministro de oxígeno) podrían tener efectos neurológicos negativos con el paso del tiempo y podrían alterar la barrera hematoencefálica, que es una estructura formada por células endoteliales del sistema nervioso central y comprendida por tres barreras sucesivas que son el endotelio del capilar sanguíneo, la lámina basal y la membrana limitante glial, las cuales constituyen en conjunto un fino límite para los intercambios entre la sangre y el propio sistema central y también una protección del cerebro frente a las infecciones y el acceso de sustancias tóxicas endógenas y exógenas.


En cuanto al límite de tiempo que podemos estar sumergidos, la realidad es que una persona normal no es capaz de aguantar más de unos minutos sin respirar, ya que si el cerebro está más de 4 minutos sin recibir un aporte de oxígeno empieza a fallar y la acumulación de dióxido de carbono empieza a acidificar la sangre y a provocar ardores en los pulmones y espasmos dolorosos en el diafragma y en los músculos intercostales. Durante la inmersión, el organismo activa el sistema nervioso simpático, contrae los vasos sanguíneos periféricos y redirecciona la sangre desde las extremidades hacia las zonas vitales, es decir, al cerebro y al corazón, que reciben la mayor parte del suministro de oxígeno, especialmente en los buzos o apneístas experimentados. En realidad, el límite de tiempo que podemos aguantar debajo del agua no depende de otra cosa que de la mínima cantidad de oxígeno con la que nuestro cuerpo puede subsistir y el máximo volumen de dióxido de carbono que es capaz de soportar, que varían según la tasa metabólica. Estas capacidades en el ser humano difieren mucho evidentemente de las que poseen los mamíferos marinos, que toleran mucho mejor el dióxido de carbono y poseen un tejido muscular rico en mioglobina, que permite retener oxígeno y liberarlo mientras se encuentran sumergidos.


Aunque es imposible que nuestros cuerpos puedan tener semejantes adaptaciones a las de estos animales, sí es cierto que con entrenamiento y concentración mental los apneístas estáticos pueden aguantar mucho más tiempo bajo el agua, hasta 24 minutos y 3 segundos tal y como consiguió el barcelonés Aleix Segura, quien hasta ahora posee con esa marca el récord mundial en dicha disciplina con hiperventilación e inspiración previa de oxígeno. Esta técnica consiste en liberar del cuerpo el dióxido de carbono e inspirar únicamente oxígeno en la mayor cantidad posible durante los minutos previos, para posteriormente emplear los músculos bucales y faríngeos y la glotis para cerrar la garganta y llevar el aire poco a poco hacia los pulmones, aumentando así la capacidad pulmonar.

En definitiva, la apnea puede tener un impacto positivo en la optimización del uso del oxígeno. No obstante, estas técnicas tienen sus riesgos y desafiar los límites humanos puede suponer pérdidas de conciencia, desmayos o incluso la muerte. Por tanto, siempre que queramos desafiar a nuestro cuerpo de esta manera, debemos tener mucho cuidado y estar siempre acompañados. Recuerda que la apnea no es un simple juego y que estos récords que hemos mencionado no se consiguen por arte de magia ni de un día para otro, sino que detrás hay mucho tiempo de cuidadoso entrenamiento.

lunes, 4 de julio de 2016

TODO SOBRE LA OXITOCINA, LA HORMONA DEL AMOR

La oxitocina es una molécula orgánica pequeña de una masa molecular de 1007 daltons y constituye un nonapéptido, es decir, un oligopéptido formado por nueve aminoácidos, cuya secuencia es: cisteína – tirosina – isoleucina – glutamina – asparagina – cisteína – prolina – leucina – glicina. Los residuos de cisteína forman un puente disulfuro en la posición N-terminal y la posición 6.

La oxitocina (palabra procedente del griego y que significa “parto rápido”) es una hormona que activa la secreción de las glándulas mamarias y las contracciones del útero y que fue aislada en 1953 por el bioquímico estadounidense Vincent du Vigenaud, al igual que la vasopresina o ADH (hormona antidiurética), otra hormona nonapeptídica que actúa como un potente vasoconstrictor y un estimulante de la musculatura intestinal y que es estructuralmente muy similar a la oxitocina, con la diferencia de que el tercer aminoácido de la secuencia es fenilalanina en lugar de isoleucina y el octavo es arginina en vez de leucina. La oxitocina se produce en el sistema nervioso central, en el diencéfalo, concretamente en los núcleos paraventriculares del hipotálamo y asociada a la proteína transportadora neurofisina I (a diferencia de la vasopresina que se sintetiza en los núcleos supraópticos del mismo asociada a la neurofisina II), que favorece su transporte axonal desde el hipotálamo a la neurohipófisis, que es el lóbulo posterior de la glándula pituitaria o hipófisis, para luego ser liberada finalmente por exocitosis al torrente sanguíneo y ser distribuida por el organismo, con una vida media en sangre de 3 a 5 minutos. Además, la producción de oxitocina se da también en los testículos, los ovarios, el útero o la placenta e, independientemente de dónde proceda, podemos decir que está asociada al ciclo circadiano y que alcanza su pico más alto por la noche. Existen diversos estímulos que provocan la secreción de oxitocina, como es el caso de la liberación del neurotransmisor noradrenalina, la anticipación del amamantamiento, el aumento de estrógenos, la succión mamaria o la distensión vaginal y uterina.

La acción de la oxitocina es mediada por un receptor específico de alta afinidad acoplado a la proteína G, cuyo acoplamiento activa a la fosfolipasa C y provoca un aumento de la concentración de Ca2+ en las células musculares lisas del útero y del miometrio que promueve la frecuencia y la intensidad de las contracciones durante el parto. Sin embargo, esta acción no puede ser llevada a cabo hasta que no se produce un aumento del número de receptores, en lo cual tienen un papel muy importante los estrógenos, que también van a originar hipertrofia de las células miometriales y un incremento de las proteínas contráctiles. Al contrario de lo que ocurre con los estrógenos, altos niveles de adrenalina tendrán un efecto negativo sobre la liberación de oxitocina, actuando como un inhibidor, al igual que un aumento de progesterona, ya que esta hormona provocará una disminución del número de receptores. 

Desde los años 50, es bastante común la administración intravenosa de oxitocina sintética incluso en partos normales, cuando en realidad solo se debería echar mano de ella en uno de cada diez partos en los que realmente fuera necesaria, puesto que el cuerpo de la mujer ya produce oxitocina endógena y de esa manera evitaríamos la gran cantidad de efectos secundarios que conlleva, ya que la oxitocina sintética ha sido incluida en la lista de los once medicamentos de alto riesgo.

Sin embargo, la oxitocina no solo interviene en el parto. También tiene otros efectos beneficiosos para el organismo:

-Estimula la síntesis de testosterona y la eyaculación, mediada específicamente por los receptores de vasopresinaV1a, estimulando la erección y la contracción de los tejidos eyaculatorios y aumentando el número de espermatozoides. Además, la oxitocina es capaz de activar los centros de recompensa dopaminérgicos, produciendo una sensación placentera durante las relaciones sexuales.

-Induce contracciones de las células mioepiteliales de la mama para la eyección de leche.

-Coordina la formación de hueso de los osteoblastos. La oxitocina inhibe la reabsorción ósea mediante la liberación del Ca2+ citoplasmático e interviene en la homeostasis del esqueleto (mantenimiento del equilibrio del medio interno) mediante la estimulación de la formación de los osteoblastos y de los osteoclastos.

-Diferenciación cardíaca. La oxitocina tiene propiedades mitogénicas en las células endoteliales del sistema cardiovascular mediante la estimulación del receptor de oxitocina y la señalización del ácido nítrico en la expresión de los receptores de estrógenos.

-La oxitocina, además de ser una hormona, actúa como neurotransmisor y se ha visto que tiene efectos positivos en la lucha contra la ansiedad y el estrés, en el bienestar, en la autoestima, en el tratamiento de fobias sociales y casos de autismo, en comportamientos relacionados con la generosidad, el altruismo, la empatía y la compasión y en el establecimiento de lazos de pareja, de amistad y materno-filiales, por lo que no es de extrañar que también haya recibido otros nombres tales como “la hormona del amor”, “la hormona de la humanidad” o “la hormona de la socialización”. Incluso se ha comprobado que podría existir una transferencia emocional, de modo que el hecho de exteriorizar nuestras emociones o dar abrazos y besos a las personas que nos rodean podría provocar un aumento de sus niveles de oxitocina y generar una serie de reacciones bioquímicas en ellos.













 




Para acabar, hay que destacar que la oxitocina no se encuentra en los alimentos, pero se cree que el chocolate, la leche animal y algunas hierbas como el perejil, el eneldo, el tomillo, el romero, el hinojo o la hierbabuena podrían estimular su producción o ayudar a suplir sus carencias. Además, se ha comprobado que existen también otros métodos naturales que nos permiten aumentar los niveles de oxitocina en nuestro cuerpo y evitar tomar fármacos de oxitocina sintética y sus posibles efectos secundarios cuando no sea estrictamente necesario. Entre estos remedios caseros, encontramos los masajes, escuchar y cantar una canción, hacer yoga, emplear tiempo con nuestras mascotas o sencillamente dar abrazos, como ya hemos mencionado anteriormente. ¿Complicado?