El pasado 11 de julio asistí online y en directo a una interesantísima Masterclass del nutricionista Julio Basulto organizada por la Universidad Internacional de Valencia y me pareció tan necesario difundir los conocimientos que compartió en esa charla con los asistentes que me he decidido a dedicarle una entrada en mi blog. Por lo tanto, en este artículo os voy a enumerar diez bulos sobre dieta y cáncer comentados en esa clase magistral acompañados de una breve explicación o aclaración para desmentirlos:
1) El cáncer se trata de la misma manera que se prevé. Al igual que un incendio, el cáncer es natural, pero los mejores tratamientos frente a él no lo son.
2) Todos los cánceres son hereditarios y el estilo de vida y la alimentación no influyen en su aparición. Los datos epidemiológicos demuestran que casi el 50% de los cánceres colorrectales podría prevenirse siguiendo una dieta sana y que 4 de cada 10 casos de cáncer son prevenibles. De hecho, 9 de los 10 factores de riesgo más frecuentes están relacionados con el estilo de vida: alta presión sanguínea, tabaquismo, exceso de peso, el consumo de alcohol, hiperglucemia, elevado colesterol sanguíneo, polución medioambiental, bajos niveles de actividad física, dieta baja en hortalizas y dieta baja en frutas. En España, el 31,7% de las calorías que ingerimos proceden de alimentos ultraprocesados, lo que nos hace ver el margen de mejora que tenemos en los hábitos alimenticios para reducir la incidencia del cáncer.
3) Una buena alimentación evita padecer un cáncer. A pesar de la importancia de seguir una buena alimentación, hay que ser conscientes de que adoptar este hábito saludable reduce las posibilidades de sufrir cáncer, pero no nos asegura que no vayamos a padecerlo, ya que el cáncer es una enfermedad multifactorial.
4) Las carnes rojas y procesadas no influyen en el riesgo de padecer cáncer. Este tipo de carnes son un factor causal del cáncer colorrectal a nivel poblacional, atribuyéndose al consumo de estas carnes rojas y procesadas el 21% de los cánceres intestinales y 2 de cada 100 tumores de cualquier tipo. Las carnes rojas son sencillamente aquellas rojas, como el cerdo y la ternera. El jamón también lo es.
5) Excepto el jamón, las carnes procesadas aumentan el riesgo de cáncer. Hay que tener claro que el jamón también se incluye dentro de las carnes rojas procesadas y, por tanto, incrementa el riesgo de cáncer, aunque, evidentemente, tiene una mayor calidad nutricional y un menor procesamiento que una salchicha. Además, el jamón es un alimento muy salado con 6 g de sal/100 g de alimento, superando con creces la cantidad mínima de sal (1 g de sal/100 g de alimento) que hace que un alimento se clasifique dentro de dicha categoría.
6) Una copa de vino al día es saludable. Está comprobado que el alcohol aumenta el riesgo de cáncer de forma lineal, también a bajas cantidades, por lo que el nivel más seguro de consumo de alcohol es 0. Es decir, cuanto menor sea la ingesta de alcohol, mejor, y cuanto mayor sea, peor.
7) El zumo de limón, en ayunas, previene el cáncer. El zumo de limón no tiene ningún beneficio y además desgasta el esmalte y la dentina de los dientes, aumentando la sensación de dolor en los dientes cuando tomemos algo frío o algo caliente.
8) La dieta macrobiótica previene el cáncer. Esta dieta adapta los conceptos orientales del yin y el yang a los alimentos y los clasifica en los que dan frío y los que dan calor, lo cual ya nos da una primera sensación de pseudociencia. Además, se ha observado que sus adeptos toman menos calorías de las necesarias, lo cual es perjudicial en un paciente con cáncer que tiene que intentar minimizar la pérdida de masa muscular. Lejos de que esta dieta haya demostrado propiedades curativas o preventivas frente al cáncer, esta dieta también se caracteriza por una alta ingesta de algas, que tienen un elevado contenido en yodo, por lo que pueden ser problemáticas para personas con problemas de tiroides.
9) La dieta alcalina frena el crecimiento de las células cancerígenas. No existe ninguna evidencia científica a favor de esta teoría.
10) Los alimentos orgánicos disminuyen el riesgo de cáncer y los pesticidas lo aumentan. No hay pruebas sólidas que den credibilidad de que los alimentos orgánicos disminuyan el riesgo de cáncer, aunque tampoco las hay de que sean peores que los alimentos convencionales. En cuanto a los pesticidas, se sabe que las cantidades que se emplean en los alimentos se encuentran dentro de los niveles de seguridad.
Ahora que ya tenemos las ideas más claras, podemos concluir que está en nuestras manos reducir el riesgo
de cáncer y podemos lograrlo simplemente mejorando nuestros hábitos de vida, como
consumir más alimentos de origen vegetal y menos procesados y ser físicamente más
activos.
Si os ha picado la curiosidad y queréis saber más sobre el tema, haced click aquí y podréis ver en diferido la Masterclass de Julio Basulto en la que me he basado para escribir este artículo. Os la recomiendo al 100%.