Diferentes estudios han demostrado que la neurogénesis está
relacionada con la depresión, de manera que un paciente con este trastorno
mental presenta un nivel inferior de neurogénesis (proceso de generación de nuevas
neuronas y células gliales). Y de la misma manera, la toma de antidepresivos
conlleva un incremento de este proceso. Por lo tanto, la asociación entre ambos
factores de estudio parece bastante evidente.
Una vez que sabemos esto, volvamos a la pregunta en
cuestión: ¿Por qué pacientes curados de cáncer desarrollan depresión? La lógica
nos dice que, después de haber conseguido salir de tal embrollo, esas personas deberían
presentar unas ganas de vivir enormes y una alegría exultante, pero la
experiencia nos demuestra que, en la mayoría de los casos, ocurre todo lo
contrario. Esto se debe a que el mismo tratamiento que frena la multiplicación
de las células cancerígenas frena también la neurogénesis y lleva un tiempo
generar nuevas neuronas para recuperar la normalidad, período durante el cual
el paciente manifiesta esa depresión.
Y efectivamente, por si a alguien todavía le quedaba alguna
duda al respecto, los adultos también desarrollan nuevas neuronas, tal y como
acabas de leer. Ya es un hecho demostrado que la neurogénesis continua aun
después de haberse completado el desarrollo del individuo, quedando ya atrás
aquel viejo dogma de la neurobiología que desmentía la regeneración neuronal y
que, no obstante, estuvo vigente hasta los años 90.
En la neurogénesis está especialmente implicado el hipocampo,
que es una estructura gris que forma parte del sistema límbico y que desempeña también
otras importantes funciones como la memoria, el aprendizaje, el estado anímico
y las emociones. Se estima que generamos unas 700 nuevas neuronas al día en el
hipocampo, una cantidad aparentemente pequeña si la comparamos con los miles de
millones que tenemos, pero lo cierto es que a los 50 años habremos cambiado
todas las neuronas con las que nacimos en esa zona. Por lo tanto, esta
neurogénesis en el estado adulto es mucho más importante de lo que podríamos
pensar. De hecho, se ha comprobado también que si frenamos dicha capacidad de
regeneración, la memoria se ve mermada.
Dada la trascendencia de la neurogénesis, te puedes estar
preguntando ahora: ¿cómo podemos favorecer este fenómeno? ¿Podemos controlarlo?
Afirmativo. El estrés, la falta de sueño y el envejecimiento dificultan la
neurogénesis, mientras que actividades como el aprendizaje, la actividad
física, el sexo o una buena dieta (tanto en lo referente a los nutrientes como
a la textura de los alimentos) promueven la neurogénesis. Se ha comprobado que
la reducción de calorías de la dieta o la toma de alimentos con flavonoides,
ácidos grasos omega-3 y resveratrol tienen este efecto, mientras que las grasas
saturadas, el alcohol y los alimentos blandos tiene un efecto contrario. Sabemos
que llevar una buena alimentación es fundamental, ya que no solo repercute sobre
la neurogénesis, sino también en la memoria y en el estado de ánimo,
produciendo una mejora o un agravamiento de los síntomas de la depresión en
caso de no cuidar la dieta. Por lo tanto, el efecto de esta sobre la salud
mental parece estar mediada por el proceso de generación de nuevas neuronas.
Dicho todo esto, te dejo a cargo de tu neurogénesis, pero ahora eres conocedor de que sigues generando nuevas neuronas y de que puedes intervenir, en cierto modo, en este proceso. ¿Te vas a quedar de brazos cruzados?
Dicho todo esto, te dejo a cargo de tu neurogénesis, pero ahora eres conocedor de que sigues generando nuevas neuronas y de que puedes intervenir, en cierto modo, en este proceso. ¿Te vas a quedar de brazos cruzados?